Encuentro en la literatura fantástica el deseo del hombre de ampliar las barreras de la realidad que nos rodea. Nietzche alguna vez expuso que es necesario el “espejismo de la ilusión”, creo coincidir.

El mago que se perdió en su sombrero de Lars Vasa Johansson es literatura fantástica en su estado puro.

La historia narra la vida de un mago en su madurez, un mago frustrado, rencoroso con la vida o seguramente con lo que la vida le negó. Herido en su orgullo por un pasado prometedor y un presente intrascendente se ve perdido en un bosque al chocar en la carretera con un sillón (si, con un sillón). Internarse en el bosque tiene la doble lectura de lo desconocido y también de lo fantástico, en el corazón de Suecia, encontrará que el cinismo de su visión se ve expuesto a lo inverosímil de creer en lo improbable.

Por momentos el libro me recordó a Neverwhere de Neil Gaiman, donde un mundo subyace dentro de un mundo, donde el autor se permite la posibilidad de crear y construir un mundo onírico dentro del mundo real. La cotidianeidad da paso a lo inusual, y lo inusual termina creando realidad.

La novela tiene dos puntos fuertes que es donde se destaca, por un lado, presenta un humor hilarante, el simple hecho de comenzar chocando con un sillón ya nos pone alerta a la posibilidad de que cualquier acontecimiento ocurra. El fuerte contraste entre la cansina visión del mundo de nuestro personaje y los personajes fantásticos que se encuentran generan permanentemente situaciones que por lo menos roban sonrisas.

Por otro lado, es interesante la estructura de la narración, es fácil imaginar un RPG (roll playing game) de la novela llevada a videojuego. El autor lleva a nuestro personaje a través de distintas búsquedas que terminaran por demostrar si es digno de pertenecer al lugar y salvarse de la muerte, nada más y nada menos.

El autor narra la historia a partir de pequeños capítulos  que le otorgan una fluidez asombrosa a la lectura. Construida entre flashbacks y presente, frustraciones e ilusiones perdidas,  comenzamos a conocer a nuestro personaje y también a encariñarnos con él.

Sospecho que es una novela sin grandes pretensiones, de lectura simple y entretenida, pero no por eso deja de ser interesante. Es una historia sencilla que trata de redención y  de amor, y de que de alguna forma, lo fantástico, está en el ojo  de quien observa.